Me sirve como claro ejemplo de una parte de la idiosincrasia de la revista Al Otro Lado del Espejo, por extensión con la de Narrando Contracorriente, y que es, el que alguien al margen de ágapes y cavernáculos, alguien al que se la soplan los críticos, las editoriales, fulano de tal y mengano de cual, es decir alguien absolutamente “absoluto”, tenga algo que contar; luego si ese algo es un excelente cuento, pleno de belleza, con cada palabra ubicada en su lugar preciso…pues más miel para el ojete. De Markus Renström decir, que además de ser una grata sorpresa, para mí también es una enorme satisfacción el tenerle en este libro colectivo, porque alguien que se te presenta de esta guisa: “Había olvidado que solía escribir metido en una habitación oscura en el norte de Suecia mientras no dejaba de nevar fuera. Años después, tumbado tomando el sol en un pueblo perdido en Castilla la Mancha con un vaso de vino tinto en la mano, alguien me regaló una libreta, un bolígrafo y un reto...” Y joder, con el resultado del reto…
G.B
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